Habéis oído que fue dicho: No adulterarás:
Mas yo os digo, que todo el que mira a una mujer deseándola, ya adulteró con ella en su corazón.
(Mateo V, 27-28)
En este párrafo inolvidable. Jesús da énfasis a la Verdad Magistral, tan marcadamente fundamental, aunque ignorada de los hombres, de que lo que importa de veras es el pensamiento. Los humanos están acostumbrados desde siempre a creer que, en tanto que los actos se conformen a la ley, ya se ha hecho todo lo que razonablemente podía esperarse de ellos, y que los pensamientos y sentimientos son cosa de poca importancia, o que, por lo menos, no importan sino al individuo. Pero ahora sabemos no sólo que un acto es la consecuencia de un pensamiento, sino también que el tipo de pensamientos a los que permitamos hacerse hábito en nuestra mente irán, tarde o temprano, a expresarse en el plano de la acción. Comprendemos ahora, a la luz de la Biblia, que nuestros pensamientos son realmente actos, y que nuestra conducta depende en exclusiva de la selección mental que hagamos de nuestros pensamientos. En otras palabras, hemos aprendido que un pensamiento malo es tan destructivo como un acto malo.
La consecuencia lógica de este hecho cierto es sorprendente. Si codiciamos los bienes de un vecino somos en el fondo del corazón ladrones, aunque todavía no hayamos metido la mano en el cajón; y si continuamos guardando en la mente un pensamiento codicioso, será sólo cuestión de tiempo el que cometamos el robo. Si nos complacemos en un sentimiento de odio, somos realmente asesinos, aunque nuestras manos no se hayan movido para matar. El que aun sólo mentalmente comete adulterio, está corrompiendo su alma, a pesar de que su pensamiento nunca se exprese en el plano físico. La lujuria, el recelo, el deseo de venganza, no pueden existir en nosotros a menos que los aceptemos en el alma; y en esa aceptación reside la malignidad del pecado, aun cuando tales sentimientos no se hayan traducido todavía en actos exteriores. "Guarda tu corazón con toda cautela, porque de él brotan manantiales de vida. " (prov, 4,23)
El Sermón Del Monte - La Llave para Triunfar en la Vida.
Por: Emmet Fox
“Amarás a tu prójimo como a ti mismo” (Marcos 12:31)
Recopilado por:
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JESUCRISTO es, sin duda, la figura más importante que jamás haya aparecido en la historia de la humanidad. Esto hemos de admitirlo; no importa cómo le consideremos. Ello es verdad así le llamemos Dios u hombre; y, si le consideramos hombre, ya le tengamos por el más grande Profeta y Maestro del mundo, o meramente como un bienintencionado fanático que, después de una efímera y tempestuosa vida pública, sufrió el dolor, la ruina y el fracaso.
EL SERMON DEL MONTE
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